
Por Elena Reta. Socia de INNOTAX
Va a cumplirse un año desde la publicación de la nueva medida adoptada por las Instituciones de Bizkaia para obtener financiación para los proyectos de investigación y desarrollo realizados por quienes, debido a diversas circunstancias, no podían aprovechar los importantes incentivos fiscales previstos para el fomento de esta actividad.
Esta medida tiene gran impacto sobre todo para los emprendedores y para las empresas con gran actividad innovadora.
Consiste en que aquellos que desarrollan proyectos de I+D que generan el derecho a aplicar una deducción en el Impuesto sobre Sociedades y que, por falta de cuota suficiente, no pueden aplicarla, pacten con otros sujetos al impuesto una suerte de “cesión” de la deducción.
Mediante el convenio los financiadores aportarán cantidades a fondo perdido al proyecto de I+D y dicha aportación les permitirá aplicar la deducción a la que renunciarán los receptores de los fondos. La deducción generada con el proyecto de I+D que pueda aplicar el financiador no podrá ser superior al 120% de las cantidades haya aportado al proyecto.
Entró en vigor con el inicio de este ejercicio, por lo que llegamos ya al ecuador de su primer año de aplicación, lo que nos permite hacer las primeras valoraciones sobre sus bondades y sobre las dificultades de su aplicación práctica.
Para no extendernos mucho destacamos lo más importante: es una gran medida, que puede ser una fuente importante de financiación de los proyectos de I+D, pero es imprescindible que se tenga en cuenta desde el inicio de la planificación del proyecto y de su financiación.
Hasta la fecha, la deducción fiscal y su acreditación era una tarea de la que nos preocupábamos una vez cerrado el ejercicio de la ejecución de los gastos o, en ocasiones en las que la deducción iba a resulta inaplicable, ni tan siquiera era objeto de acreditación.
La nueva medida lo cambia todo. Hay que pensar en su potencia financiera como estímulo a la realización del gasto en I+D desde el inicio de la idea de su ejecución.
Incluso para ello, cabe plantearse acudir a cualesquiera plataformas de encuentro entre las empresas investigadoras y financiadoras, donde convergen los intereses de ambas y que facilitan la aplicación de la medida entre partes que habitualmente se encuentran alejadas entre sí.