Convencido de que es posible combinar salud y economía, el líder de la patronal vizcaína ofrece un discurso optimista y moderado, persuadido de que solo es posible salir de ésta si hay un diálogo fluido y permanente entre empresarios, sindicatos y administraciones.
– ¿Cómo están las cosas? Según la última encuesta empresarial, no se ve una salida rápida.
– Nos hemos dado un batacazo tan globalizado, que una recuperación progresiva en doce meses, mes a mes yendo hacia mejor, es lo mínimo que podemos pedir para el golpe sufrido. Soy medianamente optimista. Los datos de junio son mejores, se recupera empleo, y mayo no fue tan malo. Como el Guadiana, habrá meses peores y mejores. Es importante llegar a septiembre habiendo tenido ya datos positivos, con ERTE que vayan llegando a su fin… Si la empresa está mejor, va a poder contratar, aunque será difícil alcanzar el nivel de desempleo que hemos tenido. Eso tardará más. Y si es así, estaremos preparados para hacer un buen final de año. Por eso mi mensaje es de ánimo y de estímulo. Hemos vivido ya muchas crisis y ésta, aunque siendo muy dura por radical, va a ser bastante más corta.
– ¿Qué tenemos por delante, uno, dos, tres años malos?
– Personas, empresas y administraciones vamos a tener que pagar la factura bastante tiempo: desempleo, menor actividad, más endeudamiento… Afecta a todos y por eso el esfuerzo en la reconstrucción debe ser colectivo. La sociedad puede contar con los empresarios. Vamos a dar el callo.
– ¿Qué quedará tras la batalla?
– La caída tan generalizada nos va a retrotraer un par de años, pero si ninguna circunstancia externa lo empeora, con la información que tenemos y la percepción de que las administraciones han sido conscientes del papel que les tocaba, esa pérdida no vamos a tardar en recuperarla. Para el comercio y la hostelería la recuperación no va a tardar en llegar porque hay ganas de disfrutar del ocio. Viene un verano con menos turismo y menos viajes, pero con un consumo muy parecido. Se está perdiendo el miedo a la cercanía. Y eso hará que esos sectores vayan carburando más. Otros, como el aeronáutico, van a sufrir mucho.
– ¿Es verdad que estamos mejor preparados que ante la crisis anterior, la de 2008?
– Sí, con empresas mejor preparadas, bancos que prestan, una Administración que puede hacer un esfuerzo extra… Y nadie quiere que el tren pare. Me preocupa más la situación en España.
– ¿Por qué?
– Por su endeudamiento público. Y porque la presión política siempre hace que haya más promesas de las debidas, que, en muchas ocasiones, son imposibles de cumplir salvo que lo paguen otros muchos años después.
– Dice que ve mejor la situación en Euskadi que en el resto de España, pero sus realidades están íntimamente relacionadas y la salida será paralela.
– Euskadi parte de una situación mejor: más industria, superávit, menor endeudamiento, más presión fiscal… Pero es imposible disociar una realidad de otra: España es nuestro principal mercado. Yendo al grano, es fundamental definir qué límite de endeudamiento tenemos y poder liberar al Departamento vasco de Hacienda para que haga el gasto que estime oportuno. O saber nuestra parte de la ayuda europea…
– Ve promesas imposibles. ¿No se está diciendo la verdad?
– Es probable que los datos se cuenten en la medida de los intereses de cada uno. España ha tenido siempre una situación de debilidad que le ha hecho estar bajo el foco de Bruselas. Se han hecho esfuerzos, pero sorprende que en el último año, pudiendo bajar el déficit, se haya incrementado. Quien tiene la responsabilidad de gobernar debe ser cauto para gestionar la caja común, tomar medidas para ahora y para las generaciones futuras. El programa electoral debe valer para la campaña y también para gobernar.
«Apoyamos ayudar a quien lo pasa peor, pero se ha perdido la ocasión de ayudar a la empresa»PACTO SOBRE LOS ERTE
Las dos cumbres
– Estos días asistimos a dos cumbre paralelas, la de reconstrucción en el Congreso y la de la CEOE, que algunos ven como un desafío de los empresarios.
– No es una pataleta. Es muy probable que debido a una falta de diálogo real, que no es convocar una mesa sino capacidad de escucha, surjan iniciativas de los diferentes agentes para que se escuchen sus opiniones. Es imprescindible escuchar a todos, un diálogo permanente, y no pretender que alguien firme lo que ya está decidido.
– ¿Por qué lanzan mensajes tan antipáticos como que el Ingreso Mínimo Vital desanima a buscar trabajo y que es peligroso?
– Las patronales vascas no dicen eso. Yo no entiendo un beneficio empresarial sin políticas sociales para buscar la igualdad. En Euskadi tenemos la RGI; y si nos ha funcionado, sería incomprensible que no lo quisiéramos para los demás. Otra cosa es quién lo percibe, cómo lo financiamos y si podemos gastarnos 3.000 o 5.000 millones. Soy partidario del ingreso y de que lo paguen la economía sumergida y el fraude fiscal. En determinados sectores debe haber más control de Hacienda y de la Inspección de Trabajo contra la competencia desleal. Tener unos niveles de economía sumergida mucho menores de los que existen en algunas zonas de España aportaría ingresos más que suficientes para pagar la renta mínima.
– ¿No ha sido cicatera la patronal vasca en la negociación del complemento para los ERTE? Además de no poner dinero, lo critican por no haberse tenido en cuenta a las empresas.
– Hay muchas empresas que están haciendo un esfuerzo económico muy importante sin recurrir a ERTE que estarían justificados por la caída de pedidos. Otras que recurren a ellos han complementado lo que han podido el 70% que aporta el desempleo. Y las hay que recurren a ERTE como única opción y que no pueden complementar porque su situación es delicada. No les podemos obligar a ello. En estos momentos ayudar a las personas que peor lo están pasando económicamente es necesario y lo apoyamos. Pero si queremos mantener el empleo y reactivar la economía, es imprescindible y urgente establecer mecanismos de ayuda a las empresas. Y hemos perdido una oportunidad para ello.
«Defendamos lo local. Eso ni es incompatible con la internacionalización ni proteccionismo»FILOSOFÍA
– Con la reforma laboral pasa una cosa curiosa. Cuando la hizo Rajoy, se comprometieron a no utilizar su peor versión. Ahora son los máximos defensores.
– Hubo muchísimos agentes que hablaban de que se iba a producir un abismo; ha sido irreal, porque mantuvimos los salarios, las jornadas y los derechos. La aplicamos con proporcionalidad. Y ahora, vuelve a ser necesaria la flexibilidad que la reforma daba. No hay que tocar lo que ayuda a contratar y no establecer más rigideces en un mercado ya rígido.
– Sus colegas de la patronal guipuzcoana aprecian un mejor clima laboral, con cambios en ELA.
– En la negociación la pieza angular siguen siendo CC OO y UGT. Tienen una voluntad negociadora nítida que se traduce en mejoras para los trabajadores. Para la empresa eso aporta reglas de juego conocidas y seguras. Nosotros no hemos visto cambios en ELA. No están en la mesa de reconstrucción, no están en Osalan… Por contra existen destellos en LAB, con la firma del convenio del Metal. Las relaciones en Euskadi son complejas, pero en el interior de las empresas son mejores y muy distintas a las de los eslóganes.
– Han pedido iniciativas públicas para incentivar el consumo. ¿En qué se traducen?
– Los ‘renove’, por ejemplo. Hay que insistir en la compra local por parte de lo público y de lo privado. En crisis y sin crisis. No es incompatible con la internacionalización ni con tener proveedores de fuera. Sensibilidad hacia lo local no es proteccionismo ni nada por el estilo.
Petronor, Iberdrola…
«Hay que mimar a las grandes empresas, ahora se les discrimina»
Petronor acaba de anunciar una relevante inversión, pero las empresas grandes siempre son vistas con recelo. «Todos caemos en el defecto de hablar solo de la pyme. Frecuentemente se discrimina a las grandes. No se es consciente de sus buenas condiciones de trabajo y salariales. Ni de su poder tractor. Iberdrola, por ejemplo, ha contratado con cinco empresas vascas 500 millones en un año, se gasta 2.000 en proveedores vascos y va a invertir 10.000… Son cifras tan enormes que hay que tener mucho mimo a la hora de entender y atender a las grandes empresas. Esto no es Madrid y escasean las grandes empresas».