
Afirma también que hay un problema de solvencia de las empresas y en algunas su “supervivencia pasa por un ajuste de personal”, más allá de ERTEs
El presidente en Cebek, Iñaki Garcinuño, ha advertido este jueves de que las previsiones económicas para 2021 pueden ir a la baja, si no hay un “ritmo importante” de vacunación que favorezca que un porcentaje importante de la población esté inmunizada para antes del verano.
Además, ha asegurado que no existe ayuda pública “suficiente que pueda sostener una caída de una actividad tan radical e inminente, como ha sido la que esta pandemia ha provocado”, y ha señalado que ahora el problema no es tanto de liquidez, sino de solvencia, y en algunas su “supervivencia pasa por un ajuste de personal”, más allá de la prolongación de los ERTEs.
En una entrevista concedida a Radio Euskadi, Garcinuño ha señalado que se observa “hasta qué punto a la economía está siendo sometida a lo sanitario”. “La vinculación entre una y otra está siendo directa y radical”, ha añadido.
En este contexto, ha dicho que la economía “tendrá que soportar aquellas medidas sanitarias que sean imprescindibles” adoptar para que la pandemia “vaya llegando a su final”. “Si las medidas sanitarias son duras, la economía de las empresas y la marcha de su actividad económica se ralentiza, se ve impactada y medidas drásticas para poder frenar esta tercera ola, van a suponer ese impacto económico grave, que es uno más”, ha añadido.
El representante de la patronal vizcaína ha asegurado que el problema es que hay una “acumulación de malas noticias, de medidas restrictivas, de caídas de ingresos, de falta de confianza que ralentiza la marcha económica, deteriora la situación de las empresas, y es un suma y sigue negativo en la vida empresarial”.
En cuanto a las nuevas medidas que este viernes se podrían anunciar en Euskadi, como el cierre de todos los municipios o de los establecimientos a las 19.00 horas, ha indicado que quizá las empresas de índole industrial no se vean afectadas.
No obstante, ha indicado que se produce “una pérdida de confianza en el futuro” por la percepción de que “aún quedan muchos meses negativos, una coyuntura económica desfavorable”, donde los proyectos de inversión se paralizan a la espera de que esta situación cambie y de que el mercado exterior mejore, sobre todo el europeo.
“Todo ello supone dinámicas de paralización, de actividad mucho más lenta, que se retroalimentan entre sí y provoca esa caída importantísima que hemos tenido en el PIB de 2020, y ojalá se cumplan esas previsiones de rebote para 2021”, ha manifestado.
Ha recordado que las previsiones están realizadas en base a una recuperación “progresiva, sin que seguramente puedan venir nuevas oleadas de incrementos de positivos” en covid. “Pero, si esas oleadas se siguen dando cada cierto tiempo, cada varios meses y, si la vacunación no alcanza un ritmo importante para que antes del verano, como se prevé, haya un porcentaje importante de la población este vacunada, nos vemos sometidos a que pueda ocurrir algo parecido en meses sucesivos y que esas previsiones puedan ir a la baja”, ha apuntado.
Por ello, ha dicho que le gustaría que “el ritmo fuera fuerte, que el número de vacunas que llega a Euskadi sea fuerte” y que, dentro de poco, no se tenga que debatir sobre qué colectivos se priorizan, sino que haya una convicción de que, en unos meses, todos o la mayor parte van a estar vacunados. “En el mundo de la empresa, nos toca esperar”, ha admitido.
Iñaki Garcinuño cree que existe un servicio público “potente” como para que sea “capaz por sí solo de ejercer este plan de vacunación”, aunque también cree que las mutuas “hacen un papel fundamental”. En todo caso, recurrir a ellas “es decisión de altas esferas”, ha remarcado.
AYUDAS
En cuanto a las ayudas de las instituciones, Iñaki Garcinuño ha apelado al realismo y, al mismo tiempo, ha dicho que hay que entender “la frustración que puede provocar en agentes económicos, empresas, autónomos que están viendo que esas ayudas solo palian, en parte, el daño producido”.
“Realmente no existe ayuda pública suficiente que pueda sostener una caída de una actividad tan radical e inminente, como ha sido la que esta pandemia ha provocado. No podemos esperar que el Estado, nuestro ayuntamiento y nuestra comunidad autónoma tengan recursos suficientes como para poder soportar una caída de este tipo”, ha indicado.
Por ello, ha indicado que, “en un momento determinado, la empresa tiene que tratar de sostenerse a sí misma y el autónomo a sí mismo”.
En todo caso, ha recordado que se ha podido aguantar los primeros meses de pandemia porque había “una necesidad de liquidez”, pero “había dinero barato y recursos que las administraciones pusieron al servicio de las empresas”.
No obstante, ha apuntado que ahora no hay tanto un problema de liquidez para poder pagar nóminas o proveedores, sino de solvencia. “Un alargamiento durante meses de una caída de ingresos tan importante no se soporta ni siquiera con una inyección económica externa de un dinero que tienes que devolver o con un dinero a fondo perdido que en algún caso la administración pueda dar. Esa crisis de solvencia es la que nos preocupa en este momento”, ha indicado.
Tras recordar que en Euskadi han caído en 2020 un total de 1.400 empresas, ha apelado a que la sociedad vea a la empresa, “no como una vaca a la que ordeñar, sino como ese caballo que tira del carro”, para que “el bienestar se mantenga”.
Garcinuño ha aludido a la extensión de los ERTEs para reconocer que “están frenando los despidos” y están siendo una “herramienta cara, pero importante”, por lo que “es de agradecer que se mantengan”. Sin embargo, ha considerado que “convertir en improcedentes todos los despidos es una medida excesivamente pública”.
También cree que hay que pensar hasta qué punto esa medida única temporal es práctica para empresas que están en dificultades. “Hay ocasiones, en las cuales a las empresas no le pueda valer un ERTE temporal si su situación de solvencia es tan delicada, y quizá su único elemento de supervivencia pasa por un ajuste de personal”, ha remarcado.
ELA
En cuanto a las críticas a Petronor del secretario general de ELA, Mitxel Lakuntza, por lo que considera una falta de aportación tributaria, le ha emplazado a “aportar datos para que ese mensaje se pueda contrastar” y ver si es “demagógico o no”.
“Los índices que Hacienda presenta respecto a la aportación de Petronor, de Iberdrola, de CLH, de todos los grandes fiscalmente aportantes de impuestos, no se corresponde con esas declaraciones”, ha añadido.
En esta línea, ha explicado que estas grandes empresas, a nivel de IVA o de impuestos de hidrocarburos, “son absolutamente imprescindibles”, y ha considerado que Bizkaia tiene “una dependencia importante de estas grandes empresas, que se cuentan con los dedos de las dos manos y que, de alguna forma, sostienen fiscalmente una buena parte de los Presupuestos”. Por ello, ha instado a “poner en valor ese papel”.
En lo que se refiere al Impuesto de Sociedades, ha dicho que la administración le interesa que exista empleo, inversión y medidas mediambientales, y tiene que bonificar a las empresas para ello.
A su juicio, en estos momentos, pensar en una reforma tributaria que suponga un incremento de la fiscalidad de las empresas, solo conduciría a que la recaudación sea la misma, porque “realmente los ingresos, en este momento, son escasos”, y generarían “un daño mayor en la medida en la que el entorno no ha tomado una medida equivalente”.
“Otra cosa está en lo que pueda venir dentro de un tiempo cuando las empresas se recuperen y, seguramente, alguna modificación de las fiscalidad pueda aportar un incremento mayor de la recaudación. Pero, cuando no hay leche que ordeñar, por mucho que estires, no va a salir nada”, ha insistido.