
Hoy CEBEK EMPRENDE habla con Garazi Uriarte e Irati Arejita de 1820.
Decís “No solo creamos ropa técnica de combate para mujeres luchadoras” ¿Qué vendéis realmente?
Nacemos para despertar y celebrar la fuerza de la mujer luchadora a través de los deportes de combate. Para ello, certificamos a gimnasios para que sean espacios seguros para mujeres y creamos ropa técnica de deportes de combate para mujeres. Aparte de esto, entendiendo que la mujer luchadora no es únicamente la que está en los deportes de combate, trabajamos directamente con mujeres de Valle del Paraíso, México, para fortalecerlas y apoyarlas con el objetivo de que se conviertan en líderes del desarrollo de su comunidad.
Realmente es original ¿Cómo surgió la idea?
La idea surgió desde la propia experiencia y necesidad. Después de haber practicado por unos años los deportes de combate, nos dimos cuenta de la falta de oferta que existe en el mercado. Las mujeres que practican este tipo de deportes tienen que usar las tallas pequeñas de las prendas de los hombres o las prendas de niños. Eso nos hizo indagar más allá y darnos cuenta de que es el problema es sistémico. Las mujeres han sido históricamente consideradas el sexo débil con las consecuencias sociales que esto nos ha acarreado, y los deportes de combate no son nada más que la punta del iceberg. Por eso queremos despertar y celebrar a la mujer luchadora, para permitirnos el espacio que nos corresponde, tanto en los deportes de combate como en la vida.
¿Cuál es vuestro mercado?
Tenemos dos líneas, con su correspondiente mercado:
Por un lado, en la línea de la certificación estarían los gimnasios que quieran certificarse con el sello 1820 y dejar claro que las mujeres son bienvenidas en sus espacios, donde se podrán sentir seguras.
Y por otro lado, en la línea de las prendas, nos dirigimos a mujeres entre 25 y 45 años que quieran cambiar las reglas del juego. En el ámbito más técnico, aquellas que practiquen el Jiu Jitsu, que es el deporte del que arrancaremos.
¿Exportáis?
De momento vamos a arrancar a nivel nacional, pero sí que tenemos la mirada puesta en EEUU, ya que es nuestro principal nicho de mercado en los deportes de combate.
¿Y cómo van las cosas hasta ahora?
Llevamos un par de años trabajando en México con las mujeres de la comunidad, a la par que hemos ido desarrollando las prendas técnicas de Jiu Jitsu. Uno de nuestros valores es la colaboración, por lo que hemos ido contando con muchas mujeres en el desarrollo del proyecto y producto. Esto nos ha podido ralentizar en tiempos, pero hemos ido validando a su vez la necesidad. Ahora mismo, estamos a la espera de tener el producto final para poder empezar a comercializarlo.
¿Qué es lo que más os está costando?
El desarrollo del producto ha sido y sigue siendo a día de hoy muy complicado. No hay referencias de lo que estamos creando, ya que no adaptamos lo que ya ofrece el mercado, sino que hemos empezado desde 0 tomando la fisionomía de la mujer como base. Teniendo en cuenta esto y que los materiales son muy técnicos, hemos tenido que reducir mucho las expectativas de tiempos que teníamos.
Otro punto muy complicado ha sido la financiación. Necesitábamos dinero para hacer el prototipo, pero sin tener prototipo no recibíamos financiación, como la pescadilla que se muerde la cola. Finalmente, hemos ido financiando nosotras todo el proceso hasta llegar al producto final, pero no ha sido fácil.
De lo que pensabais al principio hasta ahora, ¿habéis cambiado mucho? ¿producto, clientes, proveedores, enfoque,…?
¡Vaya que sí! Lo único que no ha cambiado ha sido nuestro por qué, todo lo demás se ha ido ajustando a la realidad del día a día.
Íbamos a empezar a producir directamente en México con las mujeres con las que estamos trabajando, y directamente entrar en el mercado de EEUU. Pero hemos cambiado completamente la estrategia de arranque por la pandemia.
Otra cosa que ha cambiado bastante ha sido el producto. Queríamos empezar con un quimono de Jiu Jitsu, pero ha sido imposible encontrar la tela hecha en buenas condiciones sin que nos supusiera una terrible inversión para hacer las muestras. En un momento, hasta planteábamos fabricar nuestra propia tela, cosa que no se nos ha ido de la mente, pero será en otra fase del proyecto.
¿Os ha afectado la Pandemia?
Sí. Como nosotras queríamos fabricar directamente en México, necesitábamos una fábrica para validar las muestras y enviar a producir. Debido a la pandemia, ninguna fábrica nos quería hacer una muestra sin llevarse la producción, y esto ha sido una razón de peso para cambiar toda la estrategia.
Esto ha alargado mucho el proceso y nosotras no hemos tenido casi tiempo para invertir en el proyecto, ya que teníamos que seguir ganando dinero tanto para subsistir como para seguir invirtiendo en 1820.
Aparte de esto, la pandemia ha sido un mazazo terrible para estas comunidades que ya de por sí viven una situación de mucha vulnerabilidad, siendo las mujeres las mayores afectadas.
¿Habéis accedido a ayudas públicas?
Sí que hemos intentado acceder, pero no ha sido fructífero por varios motivos: por no tener una empresa constituida, por falta de prototipo…
¿Y el futuro cómo lo veis?
Lo miramos con mucha ilusión. Hemos estado queriendo correr pero atadas a una cuerda que no nos dejaba avanzar. Toda esa energía que hemos consumido este tiempo en montar todo, queremos volcarlo en gritarle al mundo.
Un camino que emprendemos sin mirar atrás desde los deportes de combate, para crear un punto de unión entre el tatami y el día a día de todas nosotras. Porque todo lo que hacemos ha sido, es y será siempre de luchadora a luchadora.
¿Con qué desayuno empiezan el día unas emprendedoras?
Un buen café con leche (a veces dos) y una tostada de jamón.
¿Qué nos encontraríamos en vuestra mesa de trabajo?
Un cuaderno, un bolígrafo, la agenda, el móvil y el ordenador nunca fallan. De ahí, dependiendo del día, cualquier objeto que se pueda imaginar.